Cómo creo que hay que conquistar a una mujer
El primero, cuando te saluda por segunda vez, te coge la cara con las dos manos para besarte en un sorprendente derroche de cariño, como si quisiera hacerte sentir especial. El segundo baja la mirada y con voz ronca te dice algo así como: «Hola, princesa», empeñado también en hacerte sentir alguien especial. Los segundos no suelen mostrar interés por los sentimientos ajenos, aunque son pródigos en exhibir los suyos. Los seductores extrovertidos han sido educados para decir aquello que una mujer quiere escuchar en el momento preciso, aunque sea puro almíbar. Los introvertidos, en cambio, se dejan arrancar las palabras, eso sí, meditadas con enorme talento. Los seductores mujeriegos, a día de hoy, todavía gozan de buena reputación pese a la desconfianza que entrañan. Apenas asoma la solapa de su traje blanco, junto a sus ademanes a medio camino entre un duque y un golfo, y ya se organiza un corrillo a su alrededor.
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