Aplicacion de citas en linea recibiré en lencería
Sé también que esa misma persona fue descubierta posando en la cama con un chocolate que había sacado de la heladera para la ocasión y que luego guardó sin haberlo siquiera probado. Tal vez mi conflicto sea la literalidad. Parece que hace década y media, cuando la primera de estas apps se inventaba, el objetivo era elaborar, a partir de un cuestionario de ciento cincuenta preguntas, una base de datos universal que pudiera acotar el margen de error en la carrera individual contra la soledad. La realidad, nos guste o no, es que las apps se perfeccionan en función del comportamiento de quienes las usan. Por lo tanto, desde el momento en que me hice un usuario en Tinder —y lo usé— pasé a formar parte de esa comunidad que aporta y contribuye a su perfeccionamiento. Pero no solo eso: lo hice con la soberbia de quien se cree o se siente una infiltrada. Al principio, cuando empecé a usar Tinder, me juré que solo sería una experiencia antropológica.